domingo, 8 de febrero de 2009

Oscars 2009 (I). Mucho de lo bueno para más de lo mismo.

En mis próximos posts, y debido al tiempo libre del fin de los exámenes os iré contando algo sobre las películas que compiten este año por el dorado Oscar de la academia.

Revolutionary Road

Sam Mendes (2008)

Como ya hiciera en American Beauty, este magnífico director vuelve a desmontar la vida americana desde dentro. Hizo falta por aquella época que Kevin Spacey tuviera sueños subidos de tono con la amiga de su hija y que un pirado que grababa bolsas aparentara ser homosexual para ganarse la vida vendiendo marihuana. Sin embargo, en este caso no se utilizan elementos tan grotescos como los que en 1999 hicieran ganar a este director 5 Oscars, entre ellos el de mejor película.

Revolucionary Road presenta una pareja acomodada de mitad de los años 50, con casa con jardín y televisión de madera de pino. Desde el primer minuto, desgrana los sueños y las pasiones de sus personajes que, tras un noviazgo bohemio y pasional se encuentran con dos hijos y una vida por delante llena de hastío y rutina.

Pese a ser un largometraje escaso en cambios de ritmo y ambiente, no deja a un lado en ningún momento la tensión escénica que, sus protagonistas, infunden en cada palabra y cada gesto, de una forma casi teatral. Kate Winslet y Leonardo Di Caprio se resarcen así de su anterior largometraje juntos, el infame Titanic. Ambos actores ya han venido demostrando estos años el nivel y el talento que poseen y con esta película rubrican un ciclo muy importante en sus carreras, el de desembarazarse de una iconología de actor de quinceañeras por un lado y de actriz mediocre y gris, por otro. Los hechos acaecidos entre las paredes de la casa alcanzan en algún momento un nivel casi claustrofóbico de cómo dos personas pueden llegar a destruirse, literalmente.

Y queda así, una gran obra que destapa de nuevo los sentimientos más profundos y oscuros de la sociedad americana y que desmitifica todo tipo de simplezas morales y hechos consumados.

Mencionar por último la nominación de esta actriz por otra película, The Reader, en la que no hay espacio para la mitad del talento interpretativo que se demuestra aquí, pero ya sabemos que bien bonita queda y cuanto vende una película sobre el Holocausto.

Próximo post, El curioso caso de Benjamin Button.

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