domingo, 22 de febrero de 2009

Oscars 2009 (y VI). Palabras que no se llevó el viento.

Frost/Nixon

Ron Howard (2008)

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Para cerrar el capítulo de los Oscars nos queda Frost/Nixon. Puedo afirmar, que, en mi opinión, ésta es la verdadera sorpresa de este año, rara vez una película semidocumental y sobre hechos puramente políticos ha llegado hasta estas cotas de visibilidad.

Nos situamos en 1977, Richard Nixon ha dimitido por los varios escándalos que salpicaron su presidencia y ha pasado varios años en el absoluto ostracismo. David Frost, un presentador bastante conocido pero con una estela de mediocridad tras varios programas tipo Talk Show o Esta pasando emite una oferta tan inteligente como arriesgada, una entrevista cara a cara con uno de los mayores dominadores de la dialéctica de la historia de la política.

Empezando con una estructura documental, acaba recreando lo que fue en realidad una verdadera batalla de argumentos, control del tiempo, de la temática y de la superioridad psicológica. Cayendo evidentemente en dos armas preferentes de la política, utilización magistral de la demagogia y del populismo.

Ambos actores cumplen de sobra su papel, Michael Sheen, el Tony Blair de The Queen, al que algún día me gustaría ver haciendo un papel de malo y Frank Langella que hace una caracterización bastante libre del denostado presidente que no queda demasiado mal. Puede que se lleve el Oscar por lo relevante de su personaje.

Película para estar concentrado en los detalles y muy apropiada para horas y horas de debate derivado.

Esta noche el desenlace. Mañana ojeras para el trabajo.

viernes, 20 de febrero de 2009

Oscars 2009 (V). La del Holocausto de todos los años

The Reader

Stephen Daldry (2008)

Cuenta la rumorología hollywoodiense que la ampliación de categorías de la que se ha venido hablando desde hace mucho tiempo ha de incluir una, que se llamará Mejor película sobre el Holocausto del año (en España deberíamos tener la de Mejor película sobre la Guerra Civil de tal o cual año, José totalmente convencido desde que me abrieras los ojos en este sentido).

Pues sí, The Reader es la mejor película sobre el Holocausto del año, y en el baúl de sus méritos ha de incluirse que aun recurriendo a un tema tan intenso como es el de la muerte de 40 millones de personas lo hace de forma aséptica y no se aprovecha demasiado de este hecho.

Kate Winslet opta al Oscar a mejor actriz por su interpretación de la iletrada Hanna Schmitz, una carcelera nazi que acabaría con sus huesos en la cárcel. La historia, es una más, y digo una más porque no tiene nada de especial de esas que se cuentan sobre esta época, y que tanta impresión nos han causado película tras película.

Extraño es, también, que el Oscar (si es que se lo lleva) vaya a ser por esta película y no por Revolutionary Road (nominada a mejor película) y abre el interrogante de si en esta institución se dan los premios por la verdadera calidad interpretativa o por destacar sobre un fondo mediocre (como pasa en esta película).

Dejará bastante indiferente la historia de amor y el burdo final, que no llega a conmover pese a ser bruto y bastante previsible.

A salvar, las interesantes, aunque breves, disquisiciones que se presentan a la altura de los juicios de Nüremberg de qué es la legalidad y la justicia y de cómo fue administrada en este caso.

Oscars 2009 (IV). Grandes historias

Milk

Gus van Sant (2008)

De grandes historias vienen los Oscars de este año, como contrapartida a The

Curious Case… esta película esta basada en un hecho real, que es la vida de Harvey Milk, el primer político homosexual de la historia de Estados Unidos.

Sin menospreciar a la película, que es de excelente calidad en muchos sentidos, con una historia como esta se tiene mucho ganado. Las biografías de mitos como este siempre conducen a buenos resultados. Aún así, Gus Van Sant, un director bastante mediocre en mi opinión, podría haber sacado mucho más jugo de esta historia. Alguien con más talento hubiera hecho de este guión una película a recordar, al igual que podría haber pasado con El indomable Will Hunting.

Despellejamientos aparte, Milk es una película interesante, bien estructurada y de narración medianamente conseguida. No aburre y aunque no consigue recrear demasiado bien el ambiente del San Francisco de los años 70 como otras películas tiene como mérito el no haber caído en la polémica barata o el victimismo dejando un alegato a favor de la libertad sexual e igualdad de derechos muy digno y contundente.

Lo mejor de todo, un Sean Penn que pierde aceite por todos los lados de forma muy verosímil, transformándose, como ya ha hecho otras veces, de forma magistral. En mi opinión y sin ver a Mickey Rourke y Richard Jenkins en sus respectivas películas, debería llevarse la estatuilla. A destacar también el papel de Josh Brolin, nominado a mejor actor secundario, se merece llevarse el premio.

Sin ser una película imprescindible, ineludible es conocer la historia de este mito homosexual que rompió, con gran mérito en su época, otro de los fundamentos hipócritas de la sociedad americana.

martes, 17 de febrero de 2009

Oscars 2009 (III). La sorpresa, el fenómeno y la polémica.

Slumdog Millionaire

Danny Boyle (2008)

Por extrañas razones que pueden dar para páginas y páginas, directores como

Danny Boyle hacen grandes obras como fue la ya película de culto Trainspotting y pasan diez años haciendo basura tras basura de forma intencionada. Afortunadamente y por razones místicas estos directores vuelven a aparecer bajo los focos de tiempo en tiempo con alguna buena película, este es el caso de Slumdog Millionaire.

Cierta originalidad y buen argumento es el que ofrece este largometraje algo coral centrado en la vida de Jamaal Malik y de cómo un perro iletrado de los suburbios de Bombay puede llegar a contestar las preguntas del conocido programa ¿Quién quiere ser millonario?

Poniendo como excusa la respuesta a las preguntas de la versión india de Carlos Sobera, esta película repasa las sufridas vivencias que desde pequeño ha de afrontar este atormentado personaje. Su actor, pese a tener presencia con la cámara deja escapar una oportunidad muy buena para hacer un buen papel, ya que es bastante inerte a las cosas que le pasan durante la película, no se si por exigencias del guión o por impasividad propia, una pena.

No podía faltar la eterna historia de amor (como dijimos, tan cinéfila) con Latikah y todas las vivencias que este par de inconscientes tienen a lo largo de sus vidas. Agradable es ver, una vez más, la impactante escena India, llena de matices y colores pese a recrear ambientes pobres y sucios, la iconografía de este país es algo que personalmente me ha gustado desde siempre.

Interesante película sobre todo en sus momentos iniciales, con originalidad en su forma y con un final made in Bollywood que deja al espectador poco habituado a estas explosiones de bailoteo eléctrico un poco perplejo.

viernes, 13 de febrero de 2009

Oscars 2009 (II). Todo para arrasar, algo que ofrecer.

The Curious Case of Benjamin Button ......... David Fincher (2008)

Presentarse frente a una película sin saber nada de ella es una ventaja frente a la sorpresa. A mitad de enero todavía no había llegado el halo de basura mediática que suele rodear a este tipo de películas y ello le dio la capacidad para sorprenderme gratamente, no habría estado tan predispuesto después de la algarabía de carteles que han empapelado Madrid estos días.

The curious case of Benjamin Button es una película de la que se hablará durante mucho tiempo ya que goza de la originalidad propia y la magnificencia de las grandes historias, del estilo Forest Gump. David Fincher vuelve de nuevo a dar en el clavo aunque no de manera tan certera como ya lo hiciera con Se7en o The Fight Club. Pese a todo, esta película sí que tiene todo para triunfar y llevarse un carro de estatuillas (tiene 13 nominaciones) y es que este director, o su productora, ha aprendido de sus errores y ha sabido rodear una película talentosa de ese envoltorio de éxito que hará que sea la gran triunfadora de este año (si es que la Academia no nos sorprende, cosa que pasa de vez en cuando).

Sin entrar en disquisiciones de si estamos ante un nuevo English Patient y valorando la película, ésta podría calificarse de excepcional en cuanto a su narración, completamente estructurada y verosímil pese a estar rodeada de un realismo mágico que, sobre todo al principio la envuelve en una nebulosa típica de los cuentos fantásticos. Posteriormente, la historia cogerá un excelente hilo argumental que capta la atención durante las dos horas que le quedan a la película, cosa muy meritoria.

Brad Pitt sigue dejando perlas de nivel interpretativo por encima de lo común, estando Cate Blanchett a la altura de las circustancias. Estos dos actores quedan unidos pues por una de esas historias que no se olvidan, donde se le permite a ambos el lucimiento personal con un guión que acompaña y una historia propicia para momentos muy intensos. Por otro lado, lo de Brad Pitt es bastante sorprendente, lleva una racha de películas donde tiene actuaciones enormes y, le tenemos para rato en muchas otras futuras, aterrador.

A destacar, el enorme esfuerzo de caracterización de los personajes en muchas partes de la película, pese a vivir en el mundo de la mentira visual, sigue sorprendiendo lo que puede hacer un ordenador y unos cuantos trozos de látex.

Con todo esto, este curioso caso quedará en la memoria de los que vean esta película como una fábula de cómo se puede vivir la vida o de cómo debería vivirse, del amor eterno (tan cinéfilo) y de la fuerza que tiene el destino.

Llevad reparado el moquero para alguna de sus escenas.

domingo, 8 de febrero de 2009

Oscars 2009 (I). Mucho de lo bueno para más de lo mismo.

En mis próximos posts, y debido al tiempo libre del fin de los exámenes os iré contando algo sobre las películas que compiten este año por el dorado Oscar de la academia.

Revolutionary Road

Sam Mendes (2008)

Como ya hiciera en American Beauty, este magnífico director vuelve a desmontar la vida americana desde dentro. Hizo falta por aquella época que Kevin Spacey tuviera sueños subidos de tono con la amiga de su hija y que un pirado que grababa bolsas aparentara ser homosexual para ganarse la vida vendiendo marihuana. Sin embargo, en este caso no se utilizan elementos tan grotescos como los que en 1999 hicieran ganar a este director 5 Oscars, entre ellos el de mejor película.

Revolucionary Road presenta una pareja acomodada de mitad de los años 50, con casa con jardín y televisión de madera de pino. Desde el primer minuto, desgrana los sueños y las pasiones de sus personajes que, tras un noviazgo bohemio y pasional se encuentran con dos hijos y una vida por delante llena de hastío y rutina.

Pese a ser un largometraje escaso en cambios de ritmo y ambiente, no deja a un lado en ningún momento la tensión escénica que, sus protagonistas, infunden en cada palabra y cada gesto, de una forma casi teatral. Kate Winslet y Leonardo Di Caprio se resarcen así de su anterior largometraje juntos, el infame Titanic. Ambos actores ya han venido demostrando estos años el nivel y el talento que poseen y con esta película rubrican un ciclo muy importante en sus carreras, el de desembarazarse de una iconología de actor de quinceañeras por un lado y de actriz mediocre y gris, por otro. Los hechos acaecidos entre las paredes de la casa alcanzan en algún momento un nivel casi claustrofóbico de cómo dos personas pueden llegar a destruirse, literalmente.

Y queda así, una gran obra que destapa de nuevo los sentimientos más profundos y oscuros de la sociedad americana y que desmitifica todo tipo de simplezas morales y hechos consumados.

Mencionar por último la nominación de esta actriz por otra película, The Reader, en la que no hay espacio para la mitad del talento interpretativo que se demuestra aquí, pero ya sabemos que bien bonita queda y cuanto vende una película sobre el Holocausto.

Próximo post, El curioso caso de Benjamin Button.