jueves, 23 de octubre de 2008

De pelotas, tejados y negros

Ya que no me gusta tener la pelota en mi tejado he aquí mi respuesta en forma de patada hacia otro patio lejano, concretamente de aquel del que quiera y desee comentar en este blog, que está abierto a cualquiera viva o no en Altamirano, tenga palomas o canarios en la cocina.

Si no, pues un tête a tête como dirían los franceses puede ser muy placentero, espero que no sea fruto de tu recién estrenado internet y que el futuro de este blog sea menos incierto del que era el año pasado.

Leyendo tus reflexiones, las cuales me parecen bastante certeras, echaba algo en falta hasta que, irremediablemente te decidiste a escribir al final: "nos invita a reflexionar sobre el modelo económico que hemos aceptado". Sin duda, este hecho me parece el centro del problema, evitando caer en simplificaciones absurdas, todos tenemos la certeza, aunque no se pueda ver a simple vista, que no es la parte productiva del sistema la que controla la evolución de éste. Pensándolo fríamente, no tenemos demasiada idea de quien lo controla, la bolsa fluctúa como le da la gana, el valor de las divisas, todavía es un misterio más grande y para rematar el enigma, el precio del petróleo, aunque ese sí que podríamos aventurarnos a intentar aclarar algo, pero es otro tema.

Entonces, ¿quién rige estas variables?, podríamos decir que la oferta y la demanda, tal y como enseñan en las universidades, la justicia absoluta, el súmum del equilibrio mundial. Falso como decir que el día es noche, la oferta y la demanda solo varía cuando lo hacen los hábitos mundiales de consumo, y esos, desgraciadamente para algunos, no cambian de la noche a la mañana. Para otros, nosotros en el primer mundo, cambian, pero no para provocar algo como lo de este año.

¿Qué ha pasado? A mi modo de ver, un sistema como este es cómodo para todos, sin entrar en conspiranoia, no podemos saber quien o quienes son los que dirigen el devenir de nuestro sistema económico. Cómodo para los que lo dirigen, pues son completamente anónimos y no recae sobre ellos responsabilidad o represalia alguna (algo que hubieran deseado muchos en el pasado, sobre todo algunos que perdieron, literalmente, la cabeza) y cómodo para nosotros, que vivimos bajo el paraguas del ya caduco bienestar social y que vamos a las urnas cada cuatro años, a votar al embaucador de turno, con talante o con cabeza y corazón, cada uno el suyo.

Una vez soltado el rollo geopolítico, os voy a contar una historia, amena, para el que se esté durmiendo ya:

Un negro, con 4 hijos, esposa y perro lanudo está sentado en el porche de su casa a las afueras de Nueva Orleans (que sea negro no viene a significar nada, sólo me parece que es más gráfico el asunto). El hombre piensa que debería afrontar esas reformillas que de las que se viene quejando su mujer. Sus ahorros como fontanero le dan para hacer arreglos menores, cambiar la moqueta, comprar un televisor nuevo... pero realmente la casa necesita arreglos profundos, vaya, que las cañerías gotean, las paredes son de cartón piedra y se oye todo y además la vecina tiene una parabólica del tamaño del radar de la estación espacial internacional.

Nuestro amigo, Joe, acude al banco y pide un crédito, allí le preguntan que si tiene trabajo, que tal su salud y ese tipo de cosas, vaya, si se queda sin trabajo pues sería un problema, su mujer podría ser crítica de culebrones, pero poco más y sus hijos o son pequeños o son aspirantes a fontaneros, poca cosa, interés fijo, a 5 años, alto, no vaya a ser que el hombre no pague lo que debe.

Sociedades crediticias, bancos, aseguradoras y demás formas de usura deciden que esto es una buena práctica. Clientes poco solventes pero con tasas de interés magníficamente grandes, se quedaron pues solo con la segunda parte. Vamos a dedicarnos a ello en masa, además la competencia ya lo esta haciendo, no nos podemos quedar atrás.

Este tipo de préstamos se empaquetan y se convierten en fondos de inversión a tasas de ganancias increíbles: "Fondos de crédito estructurado", "Fondos de Inversión de Alta Gama" o "Hedge funds", no se de que va, pero suena bien.

Gobiernos, por omisión, incompetencia, interés, o por simplemente no poder hacer nada dicen: "Pues bueno, qué bien".

El pobre Joe después de un año pierde su trabajo, las letras siguen viniendo y llega el embargo, se van a vivir todos a casa de una tía de la mujer, qué le vamos a hacer, son tiempos difíciles, el banco, no recibe el dinero que esperaba, vaya con el fondo del negro Joe, su vecino y cuarenta personas más, esto no nos lo esperábamos.

Los bancos no pueden prestar dinero, pues nada a cerrar el grifo de los préstamos, no pasa nada, no vayamos a no poder pagar las nóminas de la gente trabajadora, qué bochorno, que daño a nuestra imagen.

No hay prestamos, pues no hay inversión, se acaba el trabajo. Muchos Joes de todos los colores aparecen por la oficina, diciendo que no pueden pagar las letras, que lo sienten mucho.

No hay trabajo, no hay dinero, la bolsa baja, los precios suben, el petróleo... dios mío que nos ha pasado, vamos a morir todos.

Llegados a este punto, tenemos tres posibles culpables o grupos de culpables:

El Negro (pongámoslo con mayúsculas, porque es ya un ente el hombre)

Los Usureros (vendedores de hipotecas, bancos, entidades crediticias y otras especies similares)

Los Gobiernos (Zapatero, Bush, Sarkozy, Merkel, hay tando donde elegir...)

Según las convicciones que tenga cada uno, dirá una cosa, yo por no descubrirlas lo voy a dejar aquí que ya os he aburrido bastante.

Un saludo, negros.