Deténgase, siéntese un momento, mire dentro, examine, búsquela, tanto usted como yo la tiene, lleva ahí toda su vida pero quizás nunca haya sido consciente de ello.
Formúlese primero la pregunta, tan frecuente y embarazosa para muchos, de si se considera de izquierdas o de derechas. Probablemente usted me dirá que no se encuentra en ninguno de los dos grupos, me sentiré aliviado y esperaré que me esté diciendo la verdad. Si no, su interiorizado paquete de basura ideológica de derecha o izquierdas del aun presente guerracivilismo saldrá a flote. Me dará un sinfín de tópicos y falsas certezas frente a aspectos comunes de nuestro imaginario colectivo y que van en el siguiente párrafo. Realmente inaguantable.
Plantéese seriamente su posición sobre aquellos hechos superpuestos, peleados y olvidados de nuestra cotidiana y revuelta actualidad. No me cabe duda de que para todos y cada uno de ellos tendrá una opinión bien formada, si no usted seguro será tomado por imbécil. A saber: corrupción política y empresarial (y para eso tiene usted donde elegir), políticas de inmigración, cambios en la legislación (tanto pasados como futuros), Constitución, homosexualidad, liberalismo/proteccionismo/socialismo/comunismo económico, Islam, Venezuela, Franco, privatización/gestión privada de la Sanidad, Educación para la Ciudadanía, Izquierdo y Marhuenda, gasto en defensa e intervenciones militares en el extranjero, cooperación internacional, pelo largo y pendientes, los toros, la bandera, nacionalismo vasco y catalán, lo ruso y los alemán, los andaluces, la Iglesia Católica, Dios, Francisco, el aborto, subir el IVA, Eurovegas (¿se acuerda?).
Elija cualquiera de ellos, retroceda y mire cuándo se forjó una opinión sobre ellos, dependiendo del caso, ésta se basará en experiencias o percepciones pasadas, incluso de su más tierna infancia. Tendrá origen en datos puntuales o detallados, verdaderos o falsos, en personas que le educaron, que le infundieron miedos, certezas, basándose en el “es lo correcto”, “lo justo”, “lo lógico”.
Probablemente nunca podrá llegar al origen del asunto para la mayoría de los conceptos, no desespere. Miles de estudios hay sobre la materia, su opinión se basa en una innumerable cantidad de variables que nadie ha podido modelizar, ni siquiera parametrizar mínimamente. Si alguien lo ha hecho, nunca lo ha publicado porque es la herramienta perfecta para dominar el mundo.
Le he mostrado una puerta cerrada, cambie de estrategia. Examine las fuentes de la información en la que se basan sus opiniones, también las experiencias, que en muchos casos quizás ni han sido suyas, sino de allegados, empezará a ver que todas provienen del mismo ámbito, o de esas personas de manual mencionadas anteriormente, ya está llegando a algo. Por último, si es plenamente consciente y admite que sus verdaderas opiniones son exactamente las de su partido político, sabré de usted que es un político o un forofo.
Empezando por los partidos políticos, tenga en cuenta que son empresas privadas y a la vez subvencionadas que se dedican a canalizar ideologías e intereses de todo tipo desde el más ético y valioso al más deshonesto, todo ello para definir el gobierno de la Administración del Estado. Estos son los verdaderos profesionales de la basura ideológica, escúchelos con atención y escepticismo, piense por qué muestran sus opiniones hacia una determinada vertiente u otra. Mire cuáles son los intereses puntuales de esos partidos, sólo serán los suyos cuando les convenga para ganar poder. Entre la amalgama de verdades, medias verdades, mentiras absolutas, justos ideales y bajas pasiones hay escondida basura ideológica recién creada dispuesta a ser adquirida por usted.
Continuando con los medios de comunicación, usted me dirá también que el periódico que lee es el más plural y objetivo, desengáñese también, usted lo lee porque es el que le informa de manera más adecuada a sus opiniones. Saben alimentar sus miedos y fomentar sus cabreos, insisten en las noticias que le inclinan a ciertas opiniones y obvian o enmascaran otras. Estos medios le machacarán con esta basura ideológica creada por otros, se la pondrán en bandeja todos los días para que usted pueda alimentarse de ella. Tendrá a su disposición contertulios de magazine o de varieté, aquellos que pueden opinar de cualquier cosa sin tener ni datos, ni experiencia ni formación relacionada. Desafortunadamente, el periodismo está siendo dominado por aquellos que no son periodistas y los foros de opinión están llenos de personajes con perfiles cada vez más bajos.
Por último, preste mucha atención a las personas queridas o cercanas, son las más peligrosas porque con ellas tenemos la guardia baja. Nos hablan mientras las queremos o las encontramos en zonas de confort, cuanto ni más delante de una cerveza. Es innegable que tanto usted como yo nos hemos basado en opiniones de otros para forjar las nuestras. Su cuñado puede ser muy listo, o un completo ignorante. Tenga cuidado en el segundo caso porque en estos ámbitos se sirve indiscriminadamente basura de segunda, tercera o cuarta mano. Esta es la peor de todas. Lo que antes eran leyendas, superstición, superchería, ahora son los expertos de taberna, el que tiene opinión para todo y está dispuesto a decir cualquier barbaridad para imponer su razón y su ego. Por último, está su abuela, aquella que asiente fervorosa delante de la televisión frente a una u otra corriente. La quiere y por eso nunca la contradirá, aunque no esté de acuerdo con el “más razón que un santo”.
Ya puede que lo tenga casi en la mano, pero no se despiste. Una vez limpias, lo difícil es ser consecuente con esas ideas, todos las modelamos acordemente a nuestros intereses, prejuicios, miedos o desconocimiento, o lo que es peor, dejamos que otros lo hagan por nosotros. Tal y como hablábamos: tu partido, tu periódico, tus amigos.
Sea exigente con los partidos políticos con los que sea cercano, tanto de la calidad de sus opiniones como la del perfil de sus dirigentes. Participe de la política activamente pero no formando parte de un argumentario gratuitamente, exprese sus opiniones como simpatizante, afiliado o miembro de un partido, no se ha descubierto herramienta más útil hasta ahora para este cometido. Haga uso de ella y vele por su eficacia.
Contraste las informaciones que lea, compre revistas y prensa especializada de los temas que le interesen, intente comprender lo que escriban los científicos. Diferencie opinión de información. Utilice los medios de comunicación generalista sólo para lo que son, para conocer la actualidad, pero no para aprender, ni para informarse, ni para enriquecerse. Para eso hay otras formas mucho más honestas y veraces.
Aprenda a identificar sentimientos y pasiones frente a verdades y realidades. Escuche con atención al que sabe porque puede demostrarlo, deje que aquel que se hincha de falsa razón llegue a su límite elástico y atáquele sin piedad con argumentos sólidos y veraces. Si lo desea, dese el gusto de ponerle en ridículo.
No caiga en la simpleza del “sentido común” ni de “cosas sensatas”, sea crítico, sea fresco, sea exigente con la calidad de sus dirigentes, información y opiniones. Le hará un favor a usted mismo y a la sociedad en la que vive.
Una vez conseguido, podrá estar usted equivocado o no, pero para eso, amigo mío, tenemos muchas horas por delante para hablar sobre ello.
Libro: Tarraga contra 42.195 Metros
Hace 11 años